El cepillo de dientes es un lugar propicio para desarrollar bacterias, Por lo regular, no acostumbramos lavarlo y mucho menos desinfectarlo. ( No tiene que ser diario)
Limpiarlo es un buen hábito para adoptar, no toma mucho tiempo y nos asegura estar realmente «limpiando nuestra boca», no metiendo más gérmenes a la misma.
Así que un buen hábito es enjuagarlo, lavarlo y desinfectarlo periódicamente.
¿Cómo?
Existen varios métodos, y puedes adoptar el que mejor te convenga. El más sencillo y efectivo.
Procura que sea por la noche, después de tu última lavada de dientes (si lo haces por primera vez):
Primero que nada, lava tus manos para evitar contaminación cruzada.
Enjuágalo con agua caliente para que se «ablande».
En un recipiente coloca alcohol (que tape la cabeza del cepillo) y agita durante unos segundos. (máximo un minuto).