El término probiótico fue concebido en el año 1995 y se define como microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades apropiadas, confieren al huésped efectos saludables. Estos deben cumplir las siguientes características:
- La ausencia de virulencia bajo casi cualquier circunstancia, lo que les permite ser catalogados como organismos Generally Ragarded as safe (generalmente reconocidos como seguros) y con presunción cualificada de calidad por las autoridades alimenticias.
- La capacidad de resistencia al paso por las defensas naturales del tubo digestivo, de adherencia a la mucosa intestinal y finalmente de colonización, todos ellos pasos imprescindibles para que los probióticos produzcan sustancia con efecto antimicrobiano, que actúen como moduladores de respuestas inmunitarias o tengan la capacidad de influir en algunos procesos metabólicos.
- La existencia de estudios clínicos que certifiquen que sus propiedades en laboratorio se cumplen tras su administración en humanos.
