Hoy en día la mercadotecnia tiende a otorgar un valor agregado a los alimentos. Por ejemplo, con frecuencia podemos ver en los anaqueles de los supermercados ofertas engañosas como el aceite cien por ciento de cártamo o canola y que no contiene colesterol. Los aceite de origen vegetal no contienen colesterol, pero la publicidad se vale de la ignorancia para engañar, pues lo que sí sabemos es que resulta dañino ingerir grandes cantidades de colesterol.
También se promueve el uso de aceite de oliva para cocinar, pero ello repercute en el bolsillo, pues es tipo de aceite generalmente tiene un costo elevado en comparación con otros tipos de aceites. No cuesta lo mismo cocinar con un aceite extra virgen que con un aceite refinado de color amarillo claro. Esto último también es un mito, la claridad no tiene que ver con la calidad del aceite. Hay aceites extra virgenes de color ver olivo con una buena cantidad de vitaminas y antioxidantes, los cuales contribuyen a disminuir el riesgo de padecer enfermedades del corazón, sólo que en la actualidad se le da más importancia al color y a la apariencia que tienen los alimentos para vender más.
