Cuando los días se hacen más cortos y el aire se torna más fresco, los niveles de vitamina D de la mayoría de las personas caen en picada. Una manera sencilla de prever la deficiencia de esta vitamina: sal a caminar. Las mujeres que se ejercitaron al aire libre durante el verano y el otoño tuvieron niveles sanguíneos más altos de esta vitamina que las que no lo hicieron, según revelo un estudio reciente. No se requiere de mucho: un poco de exposición sin protección - tres sesiones de cinco minutos al día - puede basta para producir vitamina D sin dañar la piel, explica la dermatóloga y consejera de revistas especializadas.