Si la infección no se atiende de forma oportuna las complicaciones más frecuentes son pérdida auditiva, sobre todo en aquellos niños que presentan derrames en el oído; afortunadamente, en muchas ocasiones esto es es reversible cuando se resuelve el derrame. A mediano y largo plazo, la disminución auditiva ocasiona en el niño un déficit en el desarrollo del lenguaje y de la atención.
Otra complicación es la perforación de la membrana timpánica, que ocurre siempre que existe salida de material mucopurulento a través de los oídos; la perforación puede cerrarse a las 72 horas, cuando se sigue el tratamiento apropiado.