Cualquier acto quirúrgico implica una intervención a nuestro cuerpo, la cual puede desencadenar no sólo dolor y ansiedad, también se pueden presentar cambios en constantes vitales como el ritmo cardíaco o la presión arterial; es por eso indispensable la intervención de un anestesiólogo, un médico especialista que se encargará de que el paciente no presente dolor durante la cirugía, de monitorear sus funciones vitales durante el procedimiento y de la vigilancia en el periodo postquirúrgico inmediato para asegurar su estabilidad.
Es importante mencionar que los riesgos y complicaciones que se presentan en quirófano se deben en mayor parte a la presencia de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad, cardiopatías o enfermedades agudas complicadas, aquí reside la importancia de una valoración preanestésica que permita conocer si existe alguna patología previa, tratamientos establecidos, resultados de exámenes, radiografías, entre otros.