Los ensayos medievales no parecen tener relación con las actuales, algunos hasta nos parecerían inútiles, pero recordemos que cada sociedad tiene su sello y sus autores y que esté se transforma del pensamiento dominante, según los problemas que afronte; sin embargo, el sentir humano no es tan cambiante. En la Edad Media, un estudioso se preocupaba por aprender el arte de razonar, lo cual se cimentaba en la dialéctica, en la discusión interminablemente de tesis e hipótesis en busca de la verdad; una verdad que se fundamentaba en la teología, ya que el medievo era cristocéntrico, es decir todo giraba en torno a Cristo. Ese mundo tachado de oscuro y donde la mujer pareciera no existir sino a través de los cantares y trovadores que hablaban de damas, castillos y batallas, ni es tan oscuro ni la mujer se mantuvo tan ajena de la vida pública.
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