Se refiere a las prácticas cotidianas y decisiones diarias que realizas, con el propósito de mantener, fortalecer o restablecer su salud e imagen con el propósito de cuidar la salud. Entres estas prácticas se encuentran una alimentación adecuad las necesidades, medidas higiénicas, manejo de estrés, cirugías estéticas (más detalles), desarrollo de las habilidades para establecer relaciones sociales y resolver problemas interpersonales, ejercicio y actividad física, seguimiento a las prescripciones de salud, realización de chequeos médicos con regularidad, comportamientos seguros, recreación y manejo del tiempo libre, así como adaptaciones favorables a los cambios.
El autocuidado es una filosofía de vida. Todos deberíamos adquirir unos hábitos saludables que se vuelvan cotidianos. Por ejemplo, de nada sirve ponerse a dieta y hacer ejercicio solo un mes, si al siguiente volvemos a un ritmo de vida sedentario en el que no cuidamos nuestra alimentación. De hecho, estas vacilaciones acaban resultando más perjudiciales que de beneficio.
Por otra parte cada personas tiene características distintas como la edad, el peso, el sexo, los factores de riesgo, las predisposiciones genéticas y antecedentes de enfermedades, por lo tanto, cada plan de cuidado debe ser diferente, adecuado al cuerpo y estilo de vida de manera realista. Dicho de otra manera, algo que le ha funciones a una persona no tiene porqué serle útil a la otra. Por ejemplo, no se puede pretender correr cinco kilómetros diarias de un día para otro si nunca se ha tenido un entrenamiento previo. Por ello, lo ideal sería preguntarle a un médico cuales serían las estrategias de autocuidado más adecuadas para cada caso.