El hierro se requiere para asegurar la adecuada oxigenación de la sangre y la eficiente generación de energía a lo largo de toda la vida, pero en la adolescencia su demanda aumenta debido al crecimiento de los tejidos corporales. En los varones, corresponde sobre todo al aumento del tejido muscular y del volumen sanguíneo, mientras que en las mujeres dicho mineral es necesario para reponer las pérdidas debidas a la menstruación.
Cuando la dieta no aporta la cantidad de hierro se produce una disminución de la reserva corporal e incluso anemia si no se corrige. La deficiencia puede afectar la respuesta inmune, lo que provoca Enfermedades respiratorias, disminuye la resistencia a las infecciones y deteriora la capacidad de aprendizaje, pues se ha demostrado que la anemia afecta a la memoria a corto plazo. En esta edad también se requiere el calcio debido al acelerado desarrollo muscular, óseo y endocrino. En este período es cuando se retiene la mayor cantidad de este nutriente en el organismo. Se calcula que alrededor de cuatro años después de que aparecen los primero signos de desarrollo puberal, la mujer adquiere cerca del 50% de la masa mineral ósea y dos años después de la menarca (primera menstruación) tiene cerca del 85%.
